Los anglicismos franceses son préstamos lingüísticos del idioma inglés hacia el idioma francés. Como todos sabemos, los anglicismos en general son muy comunes en el lenguaje empleado por los adolescentes, debido a la influencia que los medios de comunicación regionales y foráneos tienen sobre su manera de hablar y expresarse; y también son frecuentes en el lenguaje técnico (principalmente en ciencias e ingeniería), por los grandes aportes que los países de habla inglesa hacen a la investigación científica y al desarrollo de nuevas tecnologías.
A día de hoy, se ha adoptado y generalizado el inglés como la lengua propia de la globalización, lo que hace mucho más frecuente aún su utilización, tanto en los artículos indexados para la comunidad científica, como en expresiones técnicas de numerosos oficios (si es que no de todos los oficios modernos), en el mundo de los negocios, en el comercio internacional, e incluso en la hostelería, el turismo, los rótulos y denominaciones de negocios y establecimientos comerciales y hosteleros a pie de calle, la informática, los videojuegos, la moda, y un sinfín de ámbitos donde esta lengua de uso global se ha enseñoreado de los usos y costumbres más cotidianos.
Un mero paseo por una ciudad nos muestra ya que el idioma global está omnipresente. Pero su influjo sobre otras culturas y su presencia misma en el idioma francés, hasta generar los anglicismos galos de nuestros días, no son algo puramente actual o reciente, sino que se remonta a siglos atrás. Sus razones son tanto históricas, como relacionadas con la vecindad geográfica entre Gran Bretaña y Francia.
Los anglicismos franceses poseen una data histórica sorprendentemente larga, y muy vinculada a la luenga andadura de este pueblo sobre la tierra.
Un breve paseo histórico por los anglicismos franceses
En realidad, y según historiadores lingüísticos como Theodora Bynon o Peter Bickard, los anglicismos en la lengua francesa son de origen remoto y ancestral: se remontan al periodo anglosajón de comienzos de la Edad Media (siglos V-VI de nuestra era), en época de desgajamiento y desmoronamiento del Imperio Romano de Occidente, y cuando anglos y sajones invaden la Gran Bretaña. Como consecuencia de ello, la población britana original se establece en la antigua Armórica -hoy llamada, precisamente por ello, Bretaña-. Las grandes migraciones producen una influencia léxica que no por no casualidad es de índole marinera: así, se reflejaba en los puntos cardinales (nord, sud, est, ouest), y en vocablos de embarcaciones: batel, de bat, actual boat.
Tal influencia prosigue en el francés del Bajo Medievo: en la época trovadoresca, son igualmente de origen marítimo.
Un periodo de singular influjo léxico anglosajón en Francia es el de la llamada anglomanía francesa, en que la influencia política de la Monarquía parlamentaria británica fue considerable en la cultura gala de la Ilustración, e incluso se refleja en clásicos como El espíritu de las leyes de Montesquieu. Por ejemplo, sesión, voter, y Budget (sí: votar es un anglicismo también en castellano). Ha de tenerse en cuenta que la Monarquía parlamentaria de Gran Bretaña surge tras el final de la República de Oliver Cromwell, llamada protectorado, y por la implantación de una Monarquía parlamentaria por Carlos II y Lord Clarendon. El fenecido Protectorado o régimen del Lord Protector Cromwell había surgido de la primera Revolución moderna contra la Monarquía absoluta, en fecha tan temprana para ello como 1642. ¿Qué quiere decir esto? Que en realidad, la fuente primera de las ideas liberales de Montesquieu y de la posterior Revolución Francesa se hallaba en Inglaterra. A ello hay que agregar la influencia decisiva de la Revolución Norteamericana en la Francesa de la mano del pensador Alexis de Tocqueville, admirador de los nacientes Estados Unidos, y autor del tratado La democracia en América. Por lo tanto, la influencia de Inglaterra y la cultura anglosajona sobre Francia posee también razones fuertemente políticas.
En el siglo XIX, la Segunda Revolución Industrial inglesa ejerció asimismo un gran influjo en el vocabulario francés, y prohijó no pocos anglicismos franceses. Es la época victoriana: la de máxima hegemonía inglesa en la Historia. Así, los deportes ingleses (golf, tennis), la industria, el ferrocarril y el comercio (tunnel, wagon, express, tender, ticket), bebidas (gin, whisky…) Antes de ello, el Romanticismo inglés, inmortal gracias al numen literario de Coleridge, Percy Shelley, Walter Scott o Lord Byron, dejará asimismo notoria impronta en la lengua del país vecino como de otros países, con expresiones como dandy, tílburi, rosbif, club.
De hecho, algunos anglicismos entran en la lengua española de la mano del francés, ya que el país transpirenaico tuvo un gran influjo en la España decimonónica, fundamentalmente en las corrientes políticas (el moderantismo, heredero del pensamiento de Guizot). Pero también la tuvieron los ingleses, que invirtieron grandes flujos de capital en nuestro país, e incluso nos trajeron la moda de la novela histórica de Walter Scott (cuyo primer imitador español fue Patricio de la Escosura, con El Conde de Candespina) o el realismo social de Dickens, introducido aquí por su traductor Galdós.
El siguiente periodo de germinación de los anglicismos franceses fue el siglo XX. Así, los que provienen del cine norteamericano, como film, u otros que proceden de diversas modas y corrientes estadounidenses, como jazz. Tras la liberación de Francia por los aliados encabezados por los Estados Unidos a partir de 1944, tal influjo norteamericano se acentuará. Así, sobrevendrán otras tantas palabras en el léxico francés: beatnik, hippie…
Huelga decir que en el siglo XXI, también los anglicismos tecnológicos que han calado en nuestro idioma lo hicieron en la lengua francesa como en otras tantas más.
Practicar los anglicismos galos
A continuación, os dejamos un vídeo para que tengáis en cuenta todos los anglicismos franceses contemporáneos utilizados hoy en día (además del estilo usual de moda, fin de semana, reunión, entrevista, móvil, etc.)
En el que surgirá el debate de «Dime, ¿por qué no puedes elegir entre francés e inglés?» y teniendo como mensaje final ¡Dilo en francés! es un lenguaje hermoso. ¿Entendéis al joven?
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