La práctica del juego favorece la enseñanza de idiomas. Esta es la conclusión a la que han llegado profesores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). “Durante el juego, la persona vive un escenario de reto o desafío, se focaliza en una acción con una meta clara, recibe retroalimentación, se siente en control de la situación y, al mismo tiempo, desconecta de la realidad que le rodea gracias a su concentración”, afirma la doctora Haydée Silva Ochoa, profesora de la UNAM, que añade: “Cuando alguien vive una experiencia óptima, el aprendizaje es más positivo y más duradero”.

Que el juego beneficia el aprendizaje de idiomas es algo que se sabe desde la antigüedad. Existen referencias de que los fenicios y los arameos usaban el cuerpo y objetos como letras de marfil. Además, recomendaban no maltratar a los alumnos y ponerlos a competir para favorecer la apropiación del conocimiento.

Además de cumplir con todas las condiciones mencionadas anteriormente, el juego constituye un espacio de exploración donde se pueden tomar decisiones, manejar la incertidumbre y colaborar con otros.

Dentro del campo de la enseñanza de idiomas hay una gran diversidad, que va desde juegos tradicionales tan conocidos como el juego de la oca o los crucigramas hasta otros más contemporáneos como los videojuegos. Todos ellos tienen como elemento común la lengua. Sea cual sea el tipo de juego que se utilice, el objetivo que se busca con todos ellos es promover aprendizajes múltiples mediante cuestiones intelectuales, emotivas, motoras y lingüísticas que implican el uso de todos los sentidos.

Otra ventaja de tener muy en cuenta el uso del juego en la enseñanza del idioma es que permite diversificar las herramientas, prácticamente sin restricción. Muchos alumnos, sin embargo, aún no tienen el chip de aprender idiomas a través de juegos y consideran incompatibles ambos términos. Es fundamental, asimismo, compaginar estos juegos con los cursos de idiomas.

Según reconoce la doctora Silva Ochoa, existe un interés creciente en desarrollar aplicaciones y juegos en línea que con toda probabilidad mostrarán los alcances de estas herramientas con fines de aprendizaje. Y es que, como ya hemos visto con anterioridad, la tecnología está a la orden del día a la hora de estudiar idiomas, hasta el punto de que el 69% de los españoles descarga y usa aplicaciones para aprender idiomas.